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Los SEFARDITAS (o judios de origen español).

Los SEFARDITAS (o judios de origen español).

Introducción.

SEGÚN las más antiguas tradiciones, los primeros judíos debieron llegar a España en aquellas naves de Salomón que, junto con las fenicias de Hiram[1], comerciaban con Tarsis; esas naves de Tarsis en las que se embarcó el profeta Jonás y que debían llegar a la Tartessos del Guadalquivir. Otra tradición afirma que su llegada tuvo lugar tras la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor el año 587 a. C. en calidad de refugiados, encontrando aquí a sus compatriotas venidos durante el comercio fenicio. Si bien todo ello es posible, no existe documentación que lo pruebe.


Es más razonable suponer que los primeros asentamientos judíos en la Península Ibérica tuvieron lugar tras la destrucción de Jerusalén por Tito el año 70. La guerra contra Roma y la desaparición del Templo abrieron la gran Diáspora hebrea por el Mediterráneo que pudo alcanzar Hispania en el siglo I. En el año 135, los romanos sofocan la última sublevación judía aplastando el levantamiento de Bar-Kochba. En esta época ya se encuentran epitafios y monedas en nuestras excavaciones. Otro dato importante es la carta que san Pablo escribe a los romanos sobre su visita a España, lo que puede indicar la existencia de comunidades judías en la Península. También en esta época Jonatán ben Uziel identifica a España con la Sefarad bíblica y de ahí que los judíos españoles se llamen safardíes.


[1] Parece ser que los navegantes fenicios fueron los primeros que se sirvieron de la Estrella Polar en sus viajes, con lo que consiguieron navegar fuera de los límites del mar Mediterráneo. El rey Salomón de Israel, en el año 950 a.C., mandó a los fenicios en una misión comercial al mar Rojo, en la que posiblemente llegaron a la costa del suroeste de la India (lugar en donde la influencia fenicia ha sido probada) y a Sri Lanka. Además, los fenicios fundaron la ciudad de Gades, en la costa atlántica de España, ciudad conocida en la actualidad como Cádiz.


Los orígenes bíblicos de SEFARAD.



¿Fenicios o judios?.

DESDE nuestros historiadores del Renacimiento la presencia judía en España se podía remontar al primer capítulo prestigioso de nuestra historia. A aquel que las fuentes literarias clásicas relacionaban con el mítico nombre de Tarteso, ya citado por el padre de la Historiografía occidental, Herodoto. Ello se basaba en la identificación entre dicho acrónimo de raigambre griega y la Tarsis citada por varios textos bíblicos, a comenzar con el conocido I Reyes 10, 22. Pasaje de la crónica real israelita donde se cuenta la conjunción de esfuerzos acordada por el rey Salomón (c. 961-922 a. C) y su contemporáneo el soberano de Tiro, Jirán (c. 969-936 a. C.), para construir y armar una flota de altura capaz de comerciar con el muy lejano y exótico país de Tarsis.

DE entonces a acá los estudiosos se han dividido entre admitir la identidad de la Tarsis bíblica con el Tarteso griego y rechazarla. Razones fundamentales para lo primero eran la evidente homofonía y el claro sentido que en el Antiguo Testamento tiene Tarsis como el punto más alejado ultramarino a donde iba el comercio fenicio. Por el contrario, militaban en su desfavor la nómina de productos exóticos posibles de traer de Tarsis, entre ellos pavos reales; la base salomónica de los llamados barcos-de-Tarsis en Ezion Geber[1], en el fondo del golfo de Aqaba, que apunta a un comercio y navegación por el Índico (Golfo Pérsico, Mar Rojo, Etiopía e incluso la misma India), y la misma antigüedad de la mención, como mínimo más de dos siglos antes de la que se suponía, hace un cuarto de siglo por la mayoría de los estudiosos auténtica fecha de los establecimientos fenicios en las costas hispánicas.


Sin embargo, desde finales de los años sesenta las cosas han cambiado bastante. Prospecciones sistemáticas han permitido datar la segura presencia fenicia en las costas andaluzas —con factorías comerciales y metalúrgicas, y colonias agrícolas permanentes— desde el siglo IX a. C. como mínimo. Pero con anterioridad a esa fecha es seguro que existieran previos contactos comerciales, con el establecimiento de pequeños almacenes, y en connivencia con las autoridades indígenas locales, desde una fecha bastante anterior. Estos primeros contactos comerciales feno-hispánicos se habrían así desarrollado siguiendo el sistema, y las pautas institucionales, del llamado karum, de viejísima tradición mesopotámica, tal y como ha defendido brillantemente el belga G. Bunnens. Esquema en el que se distinguía entre unos socios capitalistas, con frecuencia de tipo institucional (un templo o príncipe), y otros realmente ejecutores de la aventura comercial, repartiéndose al cincuenta por ciento las posibles ganancias, siempre sometidas a mil imponderables desgracias cuando eran a larga distancia. En estos últimos casos normalmente los comerciantes no procedían a establecer una auténtica colonia de poblamiento, sino que se limitaban a conseguir un tratado de mutuo beneficio con las autoridades locales para obtener así facilidades de almacenamiento, protección y libertad de comercio dentro de los límites previstos en su caso.

SERÍA en este modelo económico-institucional en el que habría ciertamente que enmarcar la colaboración comercial entre Salomón y Jirán de Tiro, en el que el primero parece actuar fundamentalmente como socio capitalista de la empresa comercial. En lo relativo a la dificultad planteada por las mercaderías traídas por estas naves-de-Tarsis conviene señalar que en el Antiguo Testamento se emplean en contextos diversos este término y el de Tarsis entendido como país o tierra-de-Tarsis. De tal forma que el lexema nave-de-Tarsis pudo constituirse en un mero término técnico, significando algo así como «buque de navegación de altura». La expresión habría sido tomada por los israelitas de los mismos fenicios, teniendo su origen en el hecho de que los viajes a la lejana Tarsis significaron en su momento (mediados del siglo X) la máxima hazaña de navegación conseguida por los fenicios, para la cual se necesitaba un tipo de navío especial que sintetizaba todos los avances técnicos logrados por los fenicios en el arte de la navegación. Por ello estimamos en general convincentes las razones expuestas por el alemán M. Koch en defensa de la identificación de la tierra-de-Tarsis bíblica con la Tarteso andaluza de la tradición clásica. El vocablo bíblico sería sí un préstamo fenicio, manteniéndose en su transmisión mucho más fiel a la original pronunciación fénica que su equivalente griego, tal y como demostrarían otros testimonios fidedignos de dicho topónimo de indudable procedencia fenicia o púnica.


Pero una cosa es admitir la participación del rico Salomón en los incipientes contactos fenicios, tirios, con el sur hispánico, o afirmar el conocimiento por los medios cortesanos y cultos israelitas de la existencia de un fabuloso país ultramarino en el extremo Occidente, y otra muy distinta pensar en el establecimiento de israelitas en las tempranas colonias tirias andaluzas. El mismo esquema comercial fenicio tipo karum, antes descrito, deja poco espacio para contemplar la venida a las costas tartésicas hispanas de fieles del templo de Yahvé como comerciantes o marineros. Y por lo mismo sería mucho más difícil pensar en colonias israelitas asentadas allí y con dichos fines comerciales.

CURIOSAMENTE, cuando la presencia fenicia se hizo más persistente y compacta en las tierras de la hispánica Tarsis, el conocimiento de éstas parece ausentarse de los redactores de los Libros sagrados judaicos. En efecto, la arqueología revela cómo fue a partir del siglo VIII cuando las primitivas factorías fenicias —fundamentalmente de origen tirio y chipriota— en las costas andaluzas se transforman en auténticas colonias de poblamiento, creciendo las antiguas y creándose otras nuevas en suelos incluso anteriormente vírgenes y con una parte de su población dedicada a la agricultura. Colonización fenicia sin duda reforzada tras la decadencia de Tiro y el ascenso imparable de la antigua colonia tiria de Cartago en todo el Mediterráneo occidental. Hasta el punto de que en el horizonte del siglo IV-V a. C. se puede considerar a la Baja Andalucía y la Costa del Sol como auténticas tierras púnicas, con estructuras urbanas jerarquizadas dotadas de instituciones de tipo feno-púnico y habitadas por unas gentes que hablan y escriben en púnico. Situación que incluso se mantendría en buena parte hasta cuando menos un siglo después de la incorporación de dichas gentes y tierras al imperio de la República romana.

UN eco de la existencia de estas ya primeras auténticas colonias fenicias en las costas andaluzas puede ser el testimonio del profeta Isaías en la segunda mitad del siglo VIII. Pues para el gran profeta del Reino de Judá Tarsis constituye un gran centro del comercio exterior tirio, comparable incluso a Chipre, habitado por gentes originarias de dicha patria fenicia. Isaías era de probable origen noble con un gran conocimiento de la Corte de Jerusalén y de la situación internacional circundante. De modo que sus referencias a Tarsis pueden ser indicio de la continuidad de la cooperación comercial judeo-tiria establecida en tiempos de Salomón. Lo que ya es más dudoso es que dicha actividad hubiera llevado a una cierta diáspora y establecimiento israelita en la Tarsis fenicia. Cosa que no parece la necesaria conclusión a sacar del texto de Isaías 60, 9, que por otro lado la crítica bíblica prefiere datar en torno al 500 a.C.

ISAÍAS es el testimonio patético del duro golpe que recibió Tiro y el resto de las florecientes comunidades del área como consecuencia del avance del imperialismo asirio con los Sargónidas. Como es sabido, éste golpeó fundamentalmente a las cortes principescas, base fundamental en la continuidad de tales relaciones comerciales con las lejanas colonias fenicias de Tarsis, según el esquema del karum antes descrito. Ezequiel y Jeremías, un poco tiempo después, lo serán del segundo y definitivo, el de Nabucodonosor de Babilonia (605-562 a. C.), que tan duramente afectó también a la historia judía con el exilio de la corte y la clase dirigente yerosolimitana a Babilonia. Precisamente son textos atribuidos a estos profetas o a su escuela los últimos testimonios bíblicos que se refieren a Tarsis y a su comercio con Fenicia en términos de contemporaneidad y de cosa más o menos conocida.

DESPUÉS de estos testimonios, Tarsis y su comercio desaparecen de la vida cotidiana judía. El Judaísmo postexílico se muestra en todos los sentidos más encerrado en sí mismo y despreocupado por la suerte y actividades de sus vecinos del norte, los fenicios. Posiblemente porque la participación y el conocimiento de las grandes empresas del comercio ultramarino de aquéllos habían sido cosa de los monarcas hebreos y de sus cortesanos, y esto había desaparecido para varios siglos tras la catástrofe del 587 a. C. En los textos bíblicos postexílicos Tarsis y sus navíos no serán ya más que un mero recuerdo erudito y anticuarista, pero cuya misma situación en el mapamundi se ignora. Sin duda a todo ello contribuiría también —pace M. Koch— el que la Tarsis posterior a la caída de Tiro sería fundamentalmente púnica e indígena: interesante para las nacientes potencias y las gentes del Mediterráneo occidental, pero escasamente para las del oriental.

EN todo caso, si algún israelita —que todavía no propiamente judío— se deslizó en las empresas comerciales y en las colonias fenicias en Tarsis, la huella de éste se habría definitivamente perdido tras los primeros años del siglo VI a. C. Hasta el punto de que los comentaristas rabínicos posteriores en absoluto pensarían en las Españas de su época a la hora de leer las citas de Tarsis antes recordadas, prefiriendo hasta su ubicación en la lejana y paradoxográfica India y no en la cotidiana y entonces en parte judaizada Hispania.



[1] Fuentes bíblicas asocian a Salomón con operaciones marítimas en el mar Rojo y con expediciones de barcos construidos por fenicios que salían desde Ezión-Geber a Ofir (I Reyes 9, 26-28; 10, 11-12.22). En tiempos de Salomón, el golfo de Aqaba se denominaba Ezión-Geber. Ofir es identificada con la tierra de Punt, a lo largo de la costa este de África. Parece que el oro tenía una gran importancia en las importaciones de Ofir, y un ostracon (fragmento de arcilla de una vasija) encontrado en T. Qasile tiene una inscripción hebrea que se refiere al “Oro (de) Ofir (perteneciente) a Bet-Arán”.


LOS israelitas también comerciaron con madera de Fenicia y las localidades de las montañas del Líbano (I Reyes 5, 10-11). De acuerdo con el texto bíblico, Hiram de Tiro dio a Salomón madera de cedro y abeto a cambio de grandes cantidades de trigo y aceite de oliva.

EL hecho más importante en el panorama del comercio del Mediterráneo desde el s. IX y, posiblemente, en el s. X a. de C. fue el comercio marítimo sin rival de las ciudades fenicias. Sus comerciantes se habían asegurado el acceso a los puertos egipcios, con el resultado de que los objetos egipcios se distribuían desde Tiro y Byblos al resto del Levante y, además, los motivos decorativos y artísticos procedentes del Nilo se hicieron familiares en el Mediterráneo “al estilo” fenicio.
Las rutas más utilizadas por los fenicios eran las que iban a Chipre, al Egeo, norte de África y oeste del Mediterráneo. Los comerciantes vendían madera, tela, tinte de púrpura, metales y grano a todas las comunidades a lo largo de la costa mediterránea a cambio de productos del norte de Africa, plata y hierro de España, opio de Chipre, y esclavos y mano de obra del Egeo.

MOTIVADAS por el comercio, aparecieron colonias permanentes especialmente en el norte de Africa y España: la fundación de Cartago data de finales del s. IX, y la de Gades, del s. VIII a. de C.; de éstas y de otros asentamientos surgieron nuevas colonias de habla semita por la costa oeste del Mediterráneo.

Los orígenes en ESPAÑA.


LOS primeros asentamientos parece que tuvieron lugar en la costa mediterránea y su presencia se ha detectado en ciudades como Ampurias, Mataró, Tarragona, Adra, Málaga, Cádiz y Mérida. Uno de los primeros restos arqueológicos con que contamos es la estela funeraria del samaritano Iustinus de Mérida, fechada en el siglo II. Este epitafio, así como la lápida de la niña Salomónula o la del rabí Lasies, permite asegurar la llegada de judíos en los primeros siglos de nuestra Era. Los judíos de la España romana debieron ser simples trabajadores o incluso esclavos y fueron medrando poco a poco en las ricas ciudades comerciales de la costa. La importancia de las comunidades judías debía ser tal en el siglo IV que el Concilio de Elbira, Granada, se pronuncia en algunos de sus cánones contra ellos. Es la primera vez que la Iglesia se preocupa por el peligro que los judíos representan para los nuevos cristianos que, con la convivencia, pueden judaizar.

LAS primeras invasiones bárbaras de la Península supusieron notables convulsiones tanto en la sociedad hispano-romana como en la judía. Los hebreos habían ido creando una tímida explotación agraria para subsistir, pero el enfrentamiento con la Iglesia se acentuó, produciéndose la conversión forzosa de los judíos de Mahón. Con la invasión de España por los visigodos se produce una época de tolerancia del poder hacia los judíos. La monarquía arriana, pese a su inestabilidad política, será complaciente con sus súbditos judíos. Durante esta etapa, judíos y cristianos no se diferenciaban más que por su religión. Los judíos eran pequeños propietarios y se dedicaban al comercio, contando con la tolerancia de los visigodos.

PERO la conversión de Recaredo en el III Concilio de Toledo supone el comienzo de las persecuciones bajo la monarquía católica: Sisebuto expulsa a los judíos del reino, Egica los persigue y separa de los cristianos y Chintilla obliga a los judíos de Toledo a abjurar de los ritos y prácticas de su fe. Los niños judíos eran separados de sus padres para ser educados como Cristianos. De entre los restos arqueológicos de ésta época, bastante escasos, destacan varias inscripciones, como la pileta de Tarragona o la memoria de Meliosa. También es de gran interés una estela del siglo VI-VII decorada con pavos reales y arranque de menorah.


Los judíos en la España Romana y Visigoda.


LOS orígenes del establecimiento de los judíos en España, como ha ocurrido con todos los países de la Diáspora, fueron pronto motivo de leyendas. A partir del siglo X circularon numerosas historias relativas a familias y comunidades judías de cuyos antecesores se aseguraba que Tito, o incluso Nabucodonosor, los había desterrado de Judea y traído a España. Estas leyendas se entrelazaron con otras de la España prehistórica según las cuales ciertos reyes mitológicos de España, tales como Hércules, Hispán y Pirro, habrían participado en la conquista de Jerusalem por Nabucodonosor. Tanto los judíos como los cristianos se empeñaron en asociar sus orígenes con las tradiciones más antiguas y consagradas del género humano. Hacia el final de la Edad Media, los conversos de ascendencia judía buscaron apoyo en estas leyendas con el fin de probar que sus antecesores no habían tomado parte en la crucifixión de Jesús. Pero en un principio el motivo predominante en la formación de tales leyendas fue la convicción de los judíos españoles de que su alto nivel cultural se debía a su descendencia de la tribu de Judá, que habría sido desterrada a España tras la destrucción del Primer Templo. Esta tradición se escucha por primera vez en el siglo X, en los días del distinguido hombre de Estado Hasday Ibn Shaprut.


Más antigua es todavía la identificación de España con la bíblica Sefarad. Tal identificación se debe a determinada exégesis del versículo del profeta Abdías que habla de «los desterrados de Jerusalem que están en Sefarad» (Abdías 20). Para el exegeta, Abdías había profetizado la destrucción de Edom, es decir, Roma, y la congregación de los judíos dispersos, incluyendo la tribu cuyo exilio se hallaba en los confines del Imperio romano, es decir, Hispania. Una interpretación así sólo pudo darse en un exegeta que viviera en un momento en que el Imperio romano consistiera fundamentalmente en las tierras que rodean el Mediterráneo e Hispania fuera tenida por su provincia más remota. Por tanto, las alusiones políticas y geográficas citadas deben datarse en los últimos días del Imperio romano o lo más tarde en la época visigoda. En este punto la leyenda se funde con la realidad histórica.


Los primeros judíos que se establecieron en España formaban parte de la primitiva Diáspora que se desparramó por todos los rincones del Imperio romano. Ya el apóstol Pablo proyectó visitar España, indudablemente para tomar contacto con una comunidad judeocristiana allí existente. Más concretas son las noticias que tenemos del periodo que sigue a la alianza de la Iglesia con el Imperio romano, cuando los cristianos más fanáticos emprendieron la destrucción de los últimos restos de Israel y de su cultura. Severo, obispo de Mallorca, en carta escrita el año 418, nos ofrece un relato de la conversión forzada de los judíos de Menorca. En Magona (Mahón) y por instigación del obispo estallaron de repente violentas luchas callejeras entre judíos y cristianos. La sinagoga fue presa de las llamas. Los judíos se animaban unos a otros a imitar a los mártires macabeos muriendo por su fe. Las mujeres sobresalieron especialmente en el heroísmo y el sacrificio. Unos cuantos hombres lograron ocultarse durante algunos días en los bosques y en los desfiladeros, pero todo su empeño por alcanzar el mar y escapar del lugar de persecución resultó baldío. Los miembros más distinguidos de la comunidad se rindieron. Severo asegura haber ganado quinientas cuarenta almas judías en aquella isla.

COMO en los demás lugares de la Diáspora occidental, los judíos de Magona habían constituido hasta entonces una comunidad nacional-religiosa separada. Al mismo tiempo habían participado en la vida política de la ciudad con los mismos derechos que los demás habitantes, hasta que la nueva legislación cristiana vino a romper la armonía. El jefe de la comunidad judía estaba exento de las abrumadoras tareas que llevaba consigo un asiento en la curia o concejo municipal y desempeñaba el cargo de Defensor, de alto honor y muy codiciado. Muchos ciudadanos gozaban de su patrimonio (patrocinium). Otro judío ostentaba el título de Comes provinciae. La mayoría de los judíos eran ricos terratenientes. Abundaban entre ellos los nombres latinos y griegos y sólo unos pocos llevaban nombres hebreos. Algunos apellidos, luego famosos gracias a las distinguidas personalidades que los llevaron, se originaron sin duda en este periodo (por ejemplo, VNVTN Cresques=Crescens; ZATP Perfet = Perfectus). En la Península la situación de los judíos debe de haber sido similar. Sabemos que poco antes de la persecución arriba mencionada judíos de la Península habían llegado a Menorca huyendo de los visigodos, que por entonces devastaban España. Vemos, por tanto, que la población judía de la Península Ibérica era ya de cierta importancia antes de que las tribus germánicas conquistaran el país. Para comprender la posterior historia de los judíos en España ha de tenerse en cuenta este hecho.

EN un principio los conquistadores visigodos no introdujeron cambios en la situación jurídica de los judíos. La legislación que se hallaba en vigor en el siglo VII parece indicar que la tierra era para los judíos la base de su existencia, lo mismo que para los godos e hispanorromanos. Los judíos cultivaban sus tierras por sí mismos o con ayuda de esclavos. Poseían fincas en arriendo o las arrendaban a otros por el sistema muy extendido del colonato. Algunos desempeñaban el puesto de administradores (villici) de haciendas propiedad de cristianos. De su vida ciudadana conocemos muy poco. Continuaba en vigor el Derecho Municipal romano, pero no sabemos si la posición social y económica de los judíos habitantes de las ciudades seguía siendo la misma. Alguna noticia esporádica nos informa de judíos dedicados al comercio con otros países. Los documentos existentes dan pie para deducir que los judíos habitaban sobre todo en los núcleos culturalmente avanzados: la capital, Toledo, y las regiones meridionales (la posterior Andalucía) y orientales (entre ellas, lo que luego será Cataluña); es decir, las regiones que se extienden a lo largo de la costa mediterránea, donde también encontramos viviendo a la mayor parte de los judíos durante la dominación árabe y el segundo periodo cristiano. Pero en España no hay señales de aquel desenvolvimiento económico propio de los judíos medievales cuyos comienzos eran ya visibles entonces entre los judíos del reino de los francos.

NO está claro cómo afectaron a los judíos las diferencias políticas que surgieron en España a continuación de las invasiones germánicas. En los tribunales civiles se juzgaba a los judíos según el Derecho Romano. Sin embargo, no se les consideraba ciudadanos romanos con plenitud de derechos, pues las leyes del Código de Teodosio, que por influencia cristiana habían cercenado los derechos de los judíos, fueron incluidas en el primer código visigótico, la Lex Romana Visigothorum, que fue promulgado el año 506 con el fin de fijar la situación jurídica de los hispanorromanos. Este primer código visigótico excluía a los judíos de los cargos públicos, proscribía los matrimonios entre cristianos y judíos y prohibía a éstos construir sinagogas nuevas, poseer esclavos cristianos, perseguir a los judíos apóstatas, etc. Pero en la práctica no siempre se cumplieron estas disposiciones.


En su modo de vivir los judíos estaban más cerca de los hispanorromanos que de los visigodos, pero el fanatismo religioso levantaba una barrera entre ellos. Al parecer, los judíos pagaban un impuesto especial. En las grandes ciudades estaban organizados en comunidades separadas. Conocemos sus costumbres y prácticas religiosas por los decretos promulgados contra ellos durante las persecuciones posteriores. Observaban los preceptos fundamentales de la ley judía: la circuncisión, el sábado y las fiestas, las leyes alimenticias y las relativas al matrimonio y los esclavos. Para fortalecer su fe leían opúsculos religiosos, muy probablemente escritos en latín.


El año 589 el rey visigodo cambió su fe arriana por la católica romana y comenzó a perseguir a los judíos, tal como era usual en todo el orbe católico. Unos años antes (576), a consecuencia de una lucha callejera que tuvo lugar entre judíos y cristianos en Arvernum (Clermont), en el vecino reino de los francos, el obispo de la localidad había obligado a los judíos a escoger entre el bautismo y la expulsión. Poco después (582) el rey merovingio Chilperico ordenaba que se bautizaran todos los judíos de su reino. Por su parte, el emperador bizantino Heraclio, bajo cuya jurisdicción se encontraban aún algunas zonas de la Península Ibérica, tras derrotar a persas y judíos en Palestina el año 628, decretó la conversión obligatoria de los judíos de todas las provincias de su Imperio. Y se dice que el rey merovingio Dagoberto siguió su ejemplo. También tenemos noticias relativas a los conflictos espirituales de los conversos forzados de la Galia y de la provincia bizantina de África. Toda una generación de héroes y santos parece haber surgido entonces por todo el mundo judío; una generación que salvó al judaísmo de la extinción total.

SISEBUTO inauguró en España la época de las persecuciones. Mediante un decreto promulgado el año 612, meses después de su ascensión al trono, ordenaba liberar a los cristianos de toda relación de dependencia respecto de los judíos. Éstos quedaban obligados a desprenderse de sus esclavos y servidores así como de sus colonos cristianos —juntamente con la tierra que éstos tuvieran en arriendo— y transferirlos a señores cristianos o dejarles libres, sin condicionar su libertad a su observancia del judaísmo. El judío que convirtiera a un cristiano sufriría pena de muerte y confiscación de bienes. Los hijos nacidos a los judíos de sus esclavas cristianas habrían de ser criados y educados como cristianos. Los judíos que se convirtieran al cristianismo retendrían sus bienes.

CON este decreto Sisebuto se proponía sin duda impedir el proselitismo judío y estimular a la vez su conversión al cristianismo. La entrada en vigor de esta ley iba a sacudir los cimientos de la vida económica de los judíos. Quedaron excluidos de la estructura social normal y corriente de fines de la época romana. En las nuevas condiciones, privados de esclavos y colonos, les resultaba prácticamente imposible cultivar o poseer grandes predios.

POCO tiempo después Sisebuto ordenaba a los judíos elegir entre convertirse al cristianismo o abandonar el país. El problema de los conversos forzosos, que era ya doloroso en todo el Imperio bizantino, comenzaba a ser ahora en España la tragedia de varias generaciones. El decreto real no podía sin más erradicar de los corazones judíos la fe de sus antepasados; además, parece que el decreto no se cumplió plenamente. Con el fin de entender de la nueva situación se celebró en Toledo un concilio de todos los obispos del reino (año 633), cuyas disposiciones fueron: No se puede convertir a los judíos a la fuerza, pero aquellos que ya se hayan convertido están obligados a permanecer en el cristianismo y se les debe impedir la práctica de la fe judía. Sus esclavos circuncidados quedarán libres. Se les han de tomar los hijos para educarlos en la fe cristiana. No será válido el testimonio de los conversos que vuelvan a practicar su antigua fe. El matrimonio entre un judío y una cristiana o viceversa será nulo, a menos que la parte judía acepte el cristianismo; los hijos habidos de tal unión serán criados y educados en la fe cristiana. Conversos y judíos quedan excluidos de los cargos públicos.

ESTAS disposiciones no sólo afectaban a los judíos sino también a los conversos, pues se sospechaba que permanecían fieles a la religión de sus padres. Cinco años más tarde otro concilio prohibía a los no católicos residir en el país y ponía a los conversos bajo estricta vigilancia episcopal. No se les permitía viajar por el país sin un permiso firmado por las autoridades eclesiásticas locales. Todos los judíos quedaban obligados a prestar juramento, según una fórmula fija, de haber abandonado la Ley y las prácticas judías. La pena para los relapsos variaba según la gravedad de la ofensa, desde la penitencia religiosa hasta los azotes, amputación de un miembro, confiscación de bienes y la hoguera.

PERO la Iglesia no logró nunca convertir a todos los judíos del país. Sencillamente no pudo vigilarlos a todos. La nobleza, todavía devotamente arriana y rebelde a su rey, utilizaba los servicios de los judíos y les daba refugio en sus territorios. Isidoro, obispo de Sevilla, y Julián, obispo de Toledo, escribieron obras de polémica contra el judaísmo. Los judíos por su parte disponían de libros para fortalecer su fe; obras que predicaban la esperanza mesiánica mediante cálculos escatológicos y albriciadores relatos acerca de un príncipe de la tribu de Judá que reinaba sobre algún lugar del Oriente.

EL año 681 Ervigio llevó a cabo un nuevo pero infructuoso intento de poner en vigor la legislación antijudía de sus predecesores, añadiendo disposiciones aún más severas. Impuso fuertes penas a quien eludiera el bautismo, observara preceptos judaicos, impartiera instrucción religiosa judía o distribuyese opúsculos en defensa de la fe judía y menosprecio de la cristiana. Finalmente quiso hacer cumplir el decreto de Sisebuto que liberaba a los esclavos y colonos cristianos de su relación de dependencia con los judíos; ordenó excluir a los judíos de los cargos públicos y de la administración de los grandes predios; y tomó medidas contra los nobles que sustrajeran de la supervisión eclesiástica a los judíos a su servicio. Nuevos decretos prohibían a los judíos practicantes entrar en los puertos marítimos (a fin de evitar que escaparan por mar) y tener negocios con cristianos al tiempo que eximían a los conversos del pago de tributos y echaban toda la carga impositiva sobre los judíos que permaneciesen fieles al judaísmo. Asimismo ordenó el rey que fuesen entregados al tesoro del Estado en un precio fijo las tierras y los esclavos adquiridos por los judíos durante varios años.

POR último, en el concilio que se celebró en Toledo el año 694, durante el reinado de Egica, se profirieron graves acusaciones políticas contra los judíos. Se les inculpó de que, no contentos con socavar la Iglesia, estaban tramando apoderarse del reino, dar muerte a los cristianos y destruir el Estado juntamente con el pueblo. Para llevar a cabo su plan -aseguraban- habían conspirado con «los hebreos del otro lado del mar». Sin duda la agitación mesiánica que se dejaba sentir entre los judíos y sus conexiones con la nobleza rebelde sirvieron de base a estas acusaciones. Como castigo, el concilio decretaba confiscar todos los bienes de los judíos, reducir a éstos a esclavitud y entregar sus tierras a sus antiguos esclavos.

ESTE decreto conciliar del año 694 constituye la última prueba documental que da testimonio de la lucha entre judaísmo y cristianismo en la España visigoda. Los sucesos que tuvieron lugar en España durante el siglo vn sirvieron de símbolo y ejemplo para los cristianos fanáticos de la Baja Edad Media. Ciertamente estos acontecimientos se produjeron en un marco histórico, religioso y social que en lo esencial pertenece todavía al mundo antiguo. Pero en aquellos días de lucha religiosa en España habían comenzado ya a desmoronarse los últimos fundamentos del Imperio romano bajo los golpes de los conquistadores árabes.

Loa judíos en Al Andalus.


LA invasión musulmana libero a los judíos de la opresión visigótica y en ciertos casos aquellos colaboraron en la guardia de castillos y ciudades. El gobierno árabe trajo una época de florecimiento para la judería española.

LA cultura y el poder en Andalucía estaban representadas por el califa Abd ar-Rahman III, quien hizo de Córdoba la capital cultural del Oeste. Fue esta una Edad de Oro para los judíos; estudiaron árabe y erigieron prosperas comunidades en Sevilla, Granada y Córdoba, la capital. Bajo el Califato, los judíos podían preservar sus ritos y tradiciones. La coexistencia pacifica condujo a su florecimiento económico y social. Poco a poco comenzaron a obtener posiciones importantes en la administración del Califato y también se distinguieron como hábiles artesanos.

DESEMPEÑARON un papel en las caravanas que cruzaban las rutas principales de Al-Andalus y sus ciudades, siendo pieles, telas y alhajas sus mercancías principales. La comunidad judía de Córdoba gozo de un crecimiento extraordinario bajo la protección de Abd ar-Rahman III, y contaban con el apoyo real en sus relaciones con el Estado.

EL judío mas importante de la época fue Hasday Ibn Shaprut, el eficaz medico personal y ministro del Califa. Fue el quien recibió a Juan de Gorze, enviado del emperador alemán Otto I; quien negocio tratados con los embajadores de Constantino VIII de Bizancio, y quien curo la obesidad de Sancho I de León, mientras simultáneamente concluía tratados con el. Sabia latín y árabe; con el hebreo relegado ahora principalmente a funciones culturales y litúrgicas, tradujo el tratado: "Materiales Médicos de Dioscórides".

LA caída del Califato condujo a la aparición de los reinados Taifa y a la persecución de los judíos, en agudo contraste con el periodo de tolerancia. Pese a ello, los judíos eran valorados como consejeros, médicos y políticos, particularmente Ibn Nagrela de Granada. Con las invasiones almorávides y Almohades, los judíos comenzaron a buscar refugio en los reinos cristianos del Norte. La Edad de Oro de Al-Andalus había concluido.

LA cultura judía en Al-Andalus. La prosperidad de la que habían disfrutado los judíos bajo el Califato Cordobés y la influencia de la cultura árabe sobre ellos, les había permitido destacarse como hombres de ciencia y como figuras literarias, pero especialmente como médicos. El contacto abierto con el Oriente y el Occidente produjo un tipo de judío con conocimientos amplios y que podía ser simultáneamente poeta, medico, científico y filosofo, en particular en Ciencias Naturales, Astronomia (esta ultima disciplina con una considerable influencia árabe).

DESPUÉS de la caída del Califato, los reinados Taifa vieron una época de florecimiento cultural para los judíos de España. La filosofía y la ciencia fueron favorecidos, y los judíos descollaron como intelectuales, administradores y diplomáticos, y especialmente como poetas. Fue el Siglo de Oro de la poesía Hispano-Hebraíca. Citemos a Samuel Ibn Nagrella ha-Nagid Yehuda ha-Levy fue el primero en escribir en Castellano. Su poesía religiosa es hermosa y lograda. Las Siónidas constituyen el grito eterno del alma judío por la perdida de Jerusalén. Abraham ben Ezra fue uno de los hombres mas educados y cultivados de la época. Estudio gramática, filosofía, poesía, ciencias, astrología...y viajo a través de Italia, Francia e Inglaterra, trayendo consigo la cultura Hispano-arabe y Hispano-Hebraíca. Escribió en hebreo y Latín para judíos y cristianos. Era celebre por sus trabajos en astronomía y sus exégesis de la Biblia.

PERO la cima del pensamiento judío de todas las épocas fue la figura cordobesa de Rabbi Moshe ben Maimon, Maimónides (el Rambam). A pesar de haber pasado la mayor parte de su vida fuera de España, siempre se considero sefardí, es decir, español. Sus obras filosóficas iban a influir sobro todos los grandes pensadores de la Edad Media. En 1190 escribió su obra mas importante, «La guía de los perplejos», en la cual armoniza la fe con la filosofía, el hombre con la divinidad. También fue el autor de los famosos Trece artículos de fe.

UN experto medico, fue también el medico personal del Sultán Saladino.

Los judíos en los reinos cristianos.


HASTA la caída del Califato son pocas las comunidades judías en los reinos cristianos. La salida de judíos de Al-Andalus se incrementa durante los siglos X y XI y el papa Alejandro II aconseja a los obispos que sea respetada la vida de los judíos.

LAS convulsiones que sufren los reinos Taifas empujan a los judíos hacia los reinos cristianos del norte. El fuero de Castrogeriz y luego el de Sepúlveda son de los primeros en reglamentar las condiciones de vida de los judíos y en el Código de los Usatges aparecen disposiciones que se ocupan de proteger a los judíos del Condado de Barcelona.

LA política de favor iniciada por Alfonso VI tuvo como consecuencia la participación de numerosos judíos en la administración del reino. En la batalla de Sagrajas, los judíos combatieron junto al rey de Castilla.

TOLEDO será el crisol de tres culturas y tres religiones: cristiana, musulmana y judía. A partir de 1125 funcionará la llamada Escuela de Traductores que contará con importantes intelectuales judíos. Éstos traducirán el árabe al romance y luego los clérigos harán la versión latina. En la Escuela de Traductores se produjo el encuentro entre la cultura clásica y el pensamiento cristiano, dándose a conocer, sobre todo, la obra de Aristóteles.


NO obstante, es una época insegura. Los judíos son propiedad del rey y los impuestos que pagan revierten en la Corona. A fines del siglo XII, se producen saqueos y matanzas en algunas juderías como las de Toledo y León y en el IV Concilio de Letrán se impone a los hebreos el uso de distintivos especiales en la ropa que los distingan de los cristianos, pero Fernando III consiguió que quedase sin efecto. Los reyes cristianos del siglo XIII fueron generalmente favorables a los judíos, pero la presión de la Iglesia, que pretendía su conversión, fue tal que en 1232 se estableció en Aragón el Tribunal de la Inquisición. Tras la conquista de Mallorca y Valencia, Jaime I concedió a los judíos beneficios y propiedades, así como privilegios para ejercer sus oficios. En la Carta Puebla de Carmona se conceden ciertos derechos a los judíos que acudiesen a poblarla.


LA Iglesia, que acusaba a los judíos de deicidio, no dudaba en emplear todos los medios a su alcance para conseguir su conversión. Así tuvieron lugar los enfrentamientos teológicos de Barcelona entre el converso Pablo Cristiano y el gran filósofo judío Nahmánides en 1252 y que continuarían ciento cincuenta años más tarde en Tortosa.

ALFONSO X el Sabio se rodeó de intelectuales judíos pero en las Cortes de Valladolid y Sevilla aparecen elementos legislativos discriminatorios para los hebreos. A todo esto se sumó la caída fulgurante de los empresarios y almojarifes de Alfonso X, acusados de traición e infidelidad, cuya condena supuso para las aljamas una cuantiosa multa de 12.000 maravedís de oro.

A principios del siglo XIV, en 1313, el Sínodo de Zamora impuso la opinión de los sectores más radicales de la Iglesia resucitando las prescripciones del concilio de Letrán y prohibiendo a los judíos ser médicos de cristianos. En 1348, los estragos de la Peste Negra fomentan el odio antisemita y los judíos son acusados falsamente de su propagación. Por último, la victoria de Enrique de Trastámara sobre su hermano Pedro I trajo graves consecuencias para los judíos castellanos y aumentó la presión sobre ellos, avivada por un ambiente de hostilidad que desembocó en las matanzas de 1391.

La cultura judía en los reinos cristianos.

LA sociedad judía de los siglos X, XI y XII corre pareja con la cristiana. En esta época se mantiene una cierta estabilidad social y, por tanto, el matrimonio constituye la base de la familia judía, pudiendo practicar libremente sus ritos religiosos y sus costumbres tradicionales. El nacimiento de un varón sigue siendo un acontecimiento importante para la familia judía. No obstante, la circuncisión es una de las grandes contradicciones de la convivencia, pues mientras los cristianos celebran la circuncisión de Jesús, condenan la práctica de este rito entre los judíos como pertinaz desafío religioso.


PARA los judíos españoles, la sinagoga sigue siendo el centro de la comunidad. La autoridad moral de los rabinos se constituyó en la guía espiritual del pueblo pero las normas prescritas en la Torá sobre la comida ritual kasher motivó que numerosas legislaciones prohibiesen a judíos y cristianos sentarse juntos a la mesa.


La vida familiar giraba en torno a las mujeres de la casa. En las familias modestas trabajaban y se ocupaban del hogar y los hijos, mientras que entre la élite dirigente podían equipararse a las nobles damas cristianas. Las grandes familias judías vivían en la Corte y formaban la clase dirigente de las aljamas gracias a su poder económico e influencia con los monarcas, sobre todo en los siglos XIII y XIV; los Caballería, Benveniste, Santángel, Orabuena o Abravanel formaban con sus familias una casta aristocrática y privilegiada, rodeada en ocasiones de su propia corte. Las costumbres de las clases dirigentes eran a veces tan relajadas que contrastaban con la estricta moral del pueblo llano.

HASTA el siglo XIII, muchos judíos fueron ricos terratenientes y otros muchos basaban su economía en el campo, aunque algunas legislaciones les prohibiesen poseer tierras. Pero pequeños propietarios agrarios hubo hasta la expulsión, destacando como viñadores y enseñando algunas particularidades de este cultivo a los cristianos. Pero la gran mayoría se dedicaba al comercio y la artesanía, se constituían en gremios y ocupaban determinadas calles de la ciudad.Una de las profesiones que ejercieron mayoritariamente, sobre todo en Aragón, fue la de tintoreros, destacando también como guarnicioneros, sastres, zapateros, joyeros y comerciantes en paños, lo que les proporcionaba un desahogado medio de vida aunque, evidentemente, no todos los judíos eran ricos. Fueron pequeños comerciantes, intermediarios y tenderos. Los reyes suprimían y otorgaban privilegios a sus comunidades y los obispos y la nobleza los gravaba con impuestos. Algunos judíos actuaban como recaudadores de las rentas reales, lo que les granjeaba el odio de los cristianos. Las disposiciones legales eran cambiantes : unas veces cobraban los impuestos reales y otras se les prohibía hasta el comercio con cristianos.

UNA de las profesiones en que destacaron notablemente fue la medicina. Yosef Ferruziel fue médico de Alfonso VI, don Meyr Alguadés lo fue de Enrique III de Castilla y Abiatar ben Crescas de Juan II de Aragón. La ciencia árabe influyó en el estudio de la Astronomía, significándose en esta ciencia Abraham ben Daud, Abraham ben Ezra y Yehudá Cohen entre otros. Deseoso de contactar con las comunidades hebreas de la Diáspora, Benjamín de Tudela recorrió Europa y Oriente, llegando a Jerusalén. La obra que escribió en su patria al regreso de sus viajes es un auténtico compendio de geografía e historia.

OTROS muchos judíos destacaron en el campo de las ciencias, como el rabí Azag, que organizó los regadíos de Tudela, Abraham Annasí, difusor de la ciencia hebrea y musulmana en Europa, Abraham Zacuto, autor del Almanaque perpetuo, y los geógrafos mallorquines Yehudá y Abraham Cresques, autor el primero del llamado Atlas Catalán.

LOS judíos escalaron puestos en la administración de los reinos: recaudaban los impuestos, actuaban como financieros e influían en la política. En este campo destacaron Samuel ha-Leví, tesorero de Pedro I el Cruel, y Abraham Senior, financiero de los Reyes Católicos.

LOS judíos pagaban impuestos especiales y eran considerados como propiedad de la Corona. En algunos casos, la multa por herir o matar a un judío no se pagaba a su familia, sino al rey. La aljama era el municipio administrativo de los judíos. Los dayaním o jueces equivalían al cargo de alcaldes y el Rabino Mayor tenía autoridad sobre todos los judíos del reino, mientras que la judería era el lugar que habitaban los judíos dentro de la ciudad, generalmente cerca de las murallas, el castillo o la catedral.Las aljamas gozaban de amplia autonomía. Los pleitos entre los judíos se resolvían según sus propias leyes y tribunales.

EN Castilla se celebraron asambleas de los representantes de las aljamas del reino para tratar de los intereses comunes de los judíos. La aljama vigilaba el cumplimiento religioso, cobraba impuestos, se ocupaba de la enseñanza y de los pobres y perseguía a los malsines o delatores. A las afueras de la judería se encontraba el cementerio. Algunas tumbas se conservan aún, como las del fonsario de Segovia. Las sinagogas, como Santa María la Blanca en Toledo, fueron transformándose en iglesias cristianas o desapareciendo ante las terribles presiones del siglo XV.

JUNTO a las sinagogas existían baños rituales de purificación, de los cuales, el mejor conservado es el de Besalú, en Gerona. Al estar las juderías situadas junto a las murallas, los castillos o los puentes, los judíos fueron, en ocasiones, los encargados de su defensa y protección, lo que da idea del importante papel que jugaron en la España medieval.

LA SOLUCIÓN FINAL: Conversión o expulsión.


EL año 1391 ve desatarse las crueles e injustas matanzas que asolan las juderías de Castilla, Cataluña y Valencia, en las que perecen miles de judíos. La presión antijudía se concreta con violencia en el siglo XV y se obliga a los judíos a llevar distintivos en la ropa. Las predicaciones de san Vicente Ferrer, la disputa de Tortosa entre judíos y cristianos y la Bula de Benedicto XIII, el papa Luna, contra los judíos, aceleran la destrucción del judaísmo español. Las predicaciones del arcediano de Écija, Ferrán Martínez, fanatizan a las turbas que asaltan las juderías y dan muerte a miles de judíos. En 1476 se establece el Tribunal de la Inquisición en Sevilla. Siete años más tarde, fray Tomás de Torquemada es nombrado Inquisidor General. Las persecuciones habían producido una oleada de conversiones forzosas. La Inquisición actuó con dureza contra los conversos y acentuó la presión sobre los judíos: los hebreos eran obligados a escuchar las predicaciones de los dominicos en las sinagogas, tras lo cual se producían las conversiones.

LOS Reyes Católicos, ocupados en la guerra de Granada, habían aceptado la financiación ofrecida por don Isaac Abravanel y don Abraham Senior, Contador Mayor de Castilla y Rabino Mayor del reino para sufragar los gastos de la guerra, lo que no les impidió firmar el 31 de marzo de 1492 el Edicto de expulsión. Las súplicas de don Isaac Abravanel en favor de sus hermanos fueron rechazadas por los Reyes Católicos. La política real basada en la unidad dinástica, el poder real y la unidad religiosa se apoyó en la Inquisición y en fray Tomás de Torquemada para conseguir la conversión de los judíos. Todos aquellos que no aceptasen el bautismo deberían abandonar España en el plazo de cuatro meses dejando todos sus bienes. Unos 100.000 judíos abandonaron España. Se distribuyeron principalmente por Grecia, Turquía, Palestina, Egipto y Norte de Africa. Sus descendientes son los sefardíes, que conservan aún el idioma de Castilla. En su Diáspora por todo el Mediterráneo llevaron en su corazón dos nombres: Sefarad y Jerusalén.

Juderías, sinagogas y arte.


DE las antiguas juderías y calles de las ciudades medievales quedan pocos restos, diseminados por casi toda España. Repasaremos aquellas que todavía conservan huellas visibles en parte de sus barrios, estructura de sus calles o restos monumentales.

UNA de las juderías más importantes fue la de Cordoba, entre las murallas y la mezquita. La puerta de Almodóvar da paso a la antigua aljama cordobesa tras la que serpentean las estrechas callejas. En la calle Judíos se encuentra la sinagoga, una de las tres que quedan en España, y se accede a ella a través de un portón y un patio. Fue edificada en 1315 y tras la expulsión sirvió como hospital y cofradía de zapateros. En 1885 fue declarada Monumento Nacional. En la parte superior se encuentra la tribuna de las mujeres y conserva una decoración de atauriques con arcos polilobulados e inscripciones hebraicas en los muros.

DE la importante judería de Toledo aún se conserva un arquillo de la cerca y se sitúa entre Santo Tomé y la puerta del Cambrón. Sus calles retienen todavía en su ambiente el espíritu de los judíos que las habitaron. La que hoy es Casa Museo de El Greco fue en tiempos el palacio de Samuel ha-Leví, tesorero del rey Pedro I de Castilla y constructor de la sinagoga llamada del Tránsito. Frente a los muros del jardín se encuentra la sinagoga, con un exterior sencillo y sobrio que contrasta con la exuberante decoración del interior.

LA otra sinagoga que posee Toledo es la llamada Santa María la Blanca, edificada entre los siglos XII y XIII, asaltada por fanáticos y cristianizada tras las predicaciones de san Vicente Ferrer, aunque parece que recuperó su culto judío y lo mantuvo hasta la expulsión. En 1550 fueron construidas tres capillas que transformaron realmente la arquitectura del templo.

EL tercer monumento judío de Toledo es el Museo Sefardí, abierto en las dependencias contiguas a la sinagoga del Tránsito en 1971. Es un museo único en España y guarda en sus salas objetos de culto y hallazgos arqueológicos.

OTROS restos de juderías pueden encontrarse en Besalú, con un importante baño ritual, Gerona, Mallorca, Agreda, Hervás, con estructura urbana muy respetada, Ribadavia, Segovia, Tudela, Tarazona... y Sevilla, cuya judería está situada en el actual barrio de Santa Cruz.


LA religión marca todos los acontecimientos de la vida de un judío. Su principal aportación a la Historia de la Humanidad es la creencia en un solo Dios, monoteísmo. El Judaísmo dio origen al Cristianismo y al Islam.

Las juderías en la Historia: las ciudades.

SEVILLA.

Albergó una importantísima colonia hebrea que ya estaba firmemente asentada en tiempos visigóticos. Tuvo momentos de especial esplendor cuando, destruido el Califato, muchas familias destacadas de Córdoba la eligieron como refugio y nuevo habitáculo, en los inicios del siglo XI.
Ver también: «El caso de los judíos de Sevilla 1248-1492» y Necrópolis hebrea en Sevilla

TOLEDO.

Santuario y meta de los que buscan el recuerdo judío inmediato. Aquí podrán tenerlo con creces, tanto en los restos como en la historia.

LUCENA.

Es una visita obligada, una peregrinación triste. Porque habiendo sido en el pasado la ciudad judia por excelencia en la España musulmana, las presiones de los almohades de Texufín hicieron desaparecer de Lucena todo resto y todo rastro de sus judios.

CÓRDOBA.

Los judíos cordobeses estaban establecidos en la ciudad desde tiempos muy remotos. Hubo hebreos en la Córdoba romana y en la ciudad visigoda. Y en los siglos IX y X, en pleno auge del Califato, fue la metrópoli más próspera de Al Andalus.

GRANADA.

Recientes investigaciones parecen haber dado como resultado el hecho de que la fortaleza de la Alhambra pudiera haber sido el palacio-fortaleza que se hizo construir el ministro judío Yosef Ibn Nagrella, hijo de Samuel Ibn Nagrella, que sirvió al rey Bassis de la Taifa Granadina.

MÁLAGA.

Conquistada la ciudad poco antes que Granada por los Reyes Católicos, había conservado una importante comunidad judía bajo dominación árabe durante la Edad Media. No queda más que el recuerdo de aquella aljama, situada entre la calle de San Agustín, donde hoy se encuentra el museo de Bellas Artes, y la llamada Alcazabilla. Por el norte, estaría limitada por la plaza de la Aduana.

Religiones y costumbres.

PARA un judío, el ritual religioso comienza casi con el nacimiento: a los ocho días el niño es circuncidado según el pacto establecido entre Ha-Shem y Abraham. A los trece años, el muchacho celebra en la sinagoga su Bar-Mitzbá, ceremonia por la que es admitido como miembro de la comunidad con sus derechos y obligaciones. Las niñas celebran una ceremonia a los doce años pero de carácter privado (Bat-Mitzbá).


OTRA fiesta religiosa importante es sin duda el matrimonio, que consta de dos partes: el nissím o ceremonia y la Ketubá o contrato.


LA sinagoga es el templo judío. Está situada hacia Oriente, hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas. Las mujeres asisten a los oficios en una tribuna, separadas de los hombres. Aparte de las fiestas, el día sagrado es el sábado. En las ceremonias se lee la Torá y el oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

LA comida judía sigue un complicado ritual basado en la observancia de la Ley. En la Torá se especifica cuáles son los animales puros o impuros, los que no se deben comer, como la liebre o el cerdo. La prohibición de comer sangre obliga a desangrar a los animales en la carnicerías y también está prohibido mezclar la carne con la leche. Para cumplir con estos ritos existen restaurantes y tiendas de alimentación kasher.


LAS fiestas tienen gran importancia para los hebreos y conservan una significación religiosa. El Rosh ha Shaná; ( ) o día de Año Nuevo, cae en otoño, la sinagoga se viste de blanco y se hace sonar el shofar. Es una fiesta alegre que contrasta con la de Yom Kipur, el día del Perdón. En ella se guarda un ayuno de veinticuatro horas y se pide perdón a D-os y a los hombres por las faltas cometidas.


Otras fiestas menores son las de Shavuot, o Pentecostés, en la que se lee la Torá y se medita la Ley, la de Shukot o Tabernáculos, en la que se conmemora la estancia de los hebreros en el Sinaí y la de Hanuká o de las Luces, que recuerda la purificación del Segundo Templo tras la victoria de los Macabeos. La de Purím o Suertes es una fiesta profana con ambiente festivo. Otra fiesta es la del Año Nuevo de los Árboles o Tu B’Shevat, que se celebra el 15 de Shevat (aproximadamente febrero) y que marca el comienzo de la Primavera en Eretz Israel, cuando florecen los árboles frutales.


Pero la fiesta más importante para los judíos es sin duda la de Pesah o Pascua. En ella tiene lugar la celebración del Séder o cena pascual en la que se come el cordero, las hierbas amargas y el pan ácimo. Se recuerda en ella la salida de los hebreos de Egipto mandados por Moisés.

LOS sefardíes, descendientes hoy de aquellos judíos expulsados por los Reyes Católicos, conservan como un tesoro su idioma castellano, sus viejas tradiciones y los cantos y bailes transmitidos en la Diáspora. Los viejos romances judeo-españoles, las tradiciones sefardíes, se han visto enriquecidos por las músicas y costumbres de los países que les acogieron. Todo ello forma el sustrato único e irrenunciable de la cultura sefardí.

Personalidades hispanojudías.


LA aportación hispanojudía a la cultura ha sido de primera magnitud: poetas, gramáticos, sabios, médicos, astrólogos, lingüistas, filósofos, traductores trabajaron aislados en su comunidad o protegidos por emires y reyes. Utilizaron el árabe, el hebreo, el hispanojudío y las lenguas locales, sobre todo el castellano, en sus escritos.

LA producción cultural hispanojudía se movió en dos direcciones temáticas y estilísticas —con todas las salvedades que una afirmación de esta naturaleza comporta— en el Sur se cultivó la poesía y las disciplinas artísticas, y en el Norte la cábala y la filosofía.

INCLUSO en los tiempos difíciles grandes personalidades hebreas destacaron en las ciencias y en las artes. El filósofo, médico y poeta prolífico Yehudá Ha-Leví (Tudela 1086-Israel 1141) pasó por varias ciudades, entre ellas Córdoba y Toledo, donde fue protegido del rey Alfonso VI. Escribió en hebreo y árabe. Su poema de contenido religioso Himno de la Creación es uno de los más significativos. Creó un género nuevo, las siónidas muchas de estas poesías figuran en el ritual litúrgico de los judíos españoles. El exegeta bíblico Abraham ibn Ezra (Tudela 1092-Calahorra 1167) pasó varios años viviendo en Córdoba y Lucena y viajó por el norte de África y Europa. Profundo conocedor del árabe, tradujo al latín las obras de los sabios árabes para difundirlas por Europa. Como exegeta bíblico escribió Comentarios al Pentateuco, libro muy leído en la Edad Media y que fue objeto de otros comentarios; como lingüista hizo el primer intento por sistematizar una gramática hebrea, y como matemático desarrolló una labor divulgadora. El preceptista Moisés ibn Ezra (Granada 1060-1135) era de familia ilustre. Tuvo que emigrar y vivió en Zaragoza, Barcelona y Toledo, pero siempre añorante de Granada. Su Libro de la consideración y del recuerdo, escrito en árabe, es el único tratado de preceptiva poética de la literatura hebrea medieval. El viajero y comerciante Benjamín de Tudela (Tudela 1130-1175) escribió una detallada relación de sus viajes, con importantes datos sobre Babilonia y la geografía e historia de los países que recorrió. El astrólogo y médico Moisés Sefardí (Huesca 1062-1135) fue, además de médico de Alfonso I, rey de Aragón, un hombre de ciencia que desarrolló una gran actividad para que se privilegiaran los estudios del Cuadrivium, más científicos y verificables que los poéticos y literarios del Trivium. Elaboró unas tablas de astronomía, hoy perdidas, basadas en fuentes árabes y base de los estudios astronómicos posteriores. El cabalista Moisés de León (León 1240-1290) es el autor de Esplendor (Zóhar), la obra más importante de la cábala. Contrario a la filosofía aristotélica, y para frenar su influencia, escribió este comentario al Pentateuco, en el que se expone que, dado que es imposible conocer a Dios, éste se revela por medio de los diez sefirot, que son manifestaciones de su sustancia. De Sem Tob (Soria, ¿1300-?), a pesar de sus pocos datos biográficos, se sabe que vivió en Carrión, donde compuso sus Proverbios morales, un conjunto de reflexiones morales inspiradas en apotegmas hebreos escritos en castellano y en forma de poesía rimada. León Hebreo (Lisboa 1465-Italia 1521), asentado en Toledo, tras la expulsión fue a Nápoles. Escribió en hebreo, castellano e italiano. Su obra más importante es Diálogos de amor, escrita en italiano y de claro contenido neoplatónico. Influyó en los grandes escritores del Renacimiento, como Castiglione, Bembo y, sobre todo, en Spinoza y Cervantes.

PERO sobre todos se alza la figura de Maimónides. Filósofo, talmudista y médico, nació en Córdoba en 1138 y murió en Egipto en 1204. Aunque en 1148 aparentó una conversión al Islam, los acosos de los almohades le hicieron abandonar la España musulmana y huir a Fez; después fue a Palestina y por último a El Cairo, donde vivió casi hasta su muerte ganándose la vida con el ejercicio de la medicina y siendo el jefe de las comunidades judías en Egipto. En su época gozó de gran renombre y es el autor judío indiscutible en la cultura europea por su obra filosófica. Destacan en sus escritos la claridad expositiva y la sistematización. Sus obras de medicina fueron traducidas al árabe, al latín y al judeoespañol. Sus estudios talmúdicos le han hecho para el judaísmo la principal figura posbíblica (De Moisés a Moisés [Maimónides], no hubo otro Moisés, se afirmaba ya en su tiempo). La guía de perplejos es su obra filosófica por excelencia, en la que trata de establecer la armonía entre fe y razón.

Cronología de los judeo-españoles.


70 Toma y destrucción de Jerusalén por Tito.
132 Levantamiento de bar-Koziba (Bar Kochba, el hijo de la Estrella) en Jerusalén contra Roma.
135 Adriano repele la rebelión. Resistencia y suicidio colectivo de judíos en Masada. Los judíos son expulsados de Israel.
175 Redacción de la Mishná por Yehuda Ha-Nasi, como actualización de la Torá, en Galilea.
220 Lápida hebrea de Adra.
314 Concilio de Elvira (Granada). En él se dedica ya especial atención a las relaciones entre judíos e hispanos.
415 Invasión visigoda de la Península. Los arrianos visigodos protegen a los judíos.
589 III Concilio toledano. Conversión del rey Recaredo al catolicismo y restablecimiento de las normas represivas dictadas por el Concilio de Elvira.
612 Accede Sisebuto al trono visigodo, con voluntad de cumplir los preceptos del III Concilio toledano. Edicto de expulsión.
629 Los judíos son expulsados del reino franco de Dagoberto. El emperador Heraclio conquista Jerusalén.
633 IV Concilio toledano. Se insiste en la separación total entre judíos y cristianos.
675 Regreso de judíos a España bajo el reinado de Wamba.
694 XVII Concilio toledano. El rey Egica persigue a los judíos, acusándoles de conspirar con los musulmanes marroquíes.
711 Invasión musulmana de la Península. Comienza un período de auge judío en la España islámica. La invasión se produce al mando de Muza ben Nossair (musulmán) y Tarik, bereber al que se reconoce como judío de la tribu de Simeón.
845 Ramiro I de Asturias manda quemar a magos y nigromantes de sus reinos. Entre los condenados hay algunos judíos.
863 Muhammad I convoca en Córdoba un concilio ecuménico al que asisten cristianos judíos y musulmanes.
875 Judá Hebreo se establece en Barcelona bajo el reinado de Carlos el Calvo.
900 Primera referencia a la presencia de judíos en León.
905 Primeras noticias de la existencia de comunidades judías en el reino de Navarra.
958 Hasdai ben Shaprut de Córdoba cura de su obesidad a Sancho I el Craso, rey de León y de Navarra.
970 Muerte de Hasdai ben Shaprut, que ha escalado los más importantes cargos políticos de Al Andalus.
974 Carta puebla de Castrojeriz. En ella el conde Fernán González de Castilla otorga igualdad de derechos a cristianos y judíos.
993 Nace Samuel Hanaguid (Ibn Nagrella).
1002 Muerte del caudillo musulmán Almanzor y comienzo de la desintegración del Califato de Córdoba. Los judíos se esparcen por los reinos de Taifas.
1013 Matanza de judíos en Córdoba causada por la intervención judía en las luchas internas por el Califato.
1020 Concilio de León. Primeras leyes de este reino relativas a judíos. Nace Selomó ibn Gabirol.
1035 Asalto y matanza en la judería de Castrojeriz a la muerte de Sancho III el Mayor
1050 Hay noticias de la presencia en Barcelona de judíos que se dedican principalmente a la acuñación de moneda.
1056 Muere Samuel Hanaguid (Ibn Nagrella).
1058 Muerte de lbn Gabirol.
1066 Matanzas de judíos en el reino de Granada. El papa Alejandro II aconseja a los obispos castellanos que respeten la vida de los judíos.
1069 Florece el astrónomo Ben Yahia (Azarquiel) compilador de las Tablas Toledanas.
1070 Código dels Usatges, en el que se reglamenta la presencia de los judíos en el condado de Barcelona. Nueva matanza de judíos en Granada.
1075 Nace Yehudá Ha-Leví.

1085 Conquista de Toledo por Alfonso Vl. Comienza una intensa in migración de judíos desde Al Andalus a la España cristiana.
1086 Unos cuarenta mil judíos combaten junto a Alfonso VI contra los almorávides en la batalla de Zalaca.

1088 Los judíos ortodoxos del reino de Castilla persiguen a los judíos caraitas venidos de la zona musulmana y les obligan a establecerse sólo en las zonas fronterizas.
1090 Alfonso Vl de Castilla otorga la Carta inter Christianos et Judaeos, donde se regulan derechos y obligaciones de éstos en su reino.
1099 Primera Cruzada. Godofredo de Bouillon conquista Jerusalén.
1107 Yusuf ben Texufin y sus almorávides ponen sitio a la ciudad judía de Lucena.
1109 Matanzas en las juderías castellanas a raíz de la muerte del rey Alfonso VI.
1123 Los judíos burgaleses organizan un escuadrón de voluntarios para luchar por Castilla contra Sancho Aznar
1125 Yehudá Ha-Leví; escribe El Cuzarí.
1126 Fundación de la Escuela de Traductores de Toledo, de la que forman parte numerosos intelectuales judíos.
1127 Nacimiento de Benjamin de Tudela.
1130 Fecha fijada por Yehudá Ha-Leví para la llegada del Mesías. Surge uno falso en Córdoba: Moshé Dray.
1132 Auge intelectual de Abraham ibn Ezra.
1135 Nace Maimónides.

1139 Alfonso Vll de Castilla concede un fuero especial a los judíos de Guadalajara, equiparándoles a los caballeros de su reino.
1141 Muere Yehudá Ha-Leví.
1145 El rey de Navarra García Ramírez cede la sinagoga de Estella al obispo de Pamplona para que sea consagrada.
1148 Invasión almohade en Al Andalus y destrucción de la ciudad judía de Lucena. Emigración masiva de judíos a la zona cristiana de la Península.
1150 La Escuela de Traductores de Toledo se enriquece con la incorporación de Gerardo de Cremona.
1156 Los judíos toledanos intervienen en las pugnas políticas creadas por la minoría de edad de Alfonso VIII.
1162 Sublevación de judíos y musulmanes en Granada contra los invasores almohades. Fuerte represión ante esta resistencia.
1170 El rey Sancho de Navarra encomienda a los judíos la defensa de los castillos de Tudela y Funes. Fuero concedido por Fernando II a los judíos de Salamanca.
1177 El fuero de Palencia exime a los judíos de la jurisdicción real y les hace depender directamente del obispo y del cabildo.
1180 Matanza de judíos en Toledo, instigada por altos personajes de la corte castellana y por la probable leyenda de la judía Raquel. En el fondo de esta matanza está la derrota cristiana en Alarcos y la sospecha de que los judíos toledanos vendieron esclavos cristianos a los almohades en el mismo campo de batalla.
1190 Fuero de Cuenca. Hay en él una implícita igualdad de trato para judíos y cristianos pero se establece tajantemente la separación doméstica de ambos pueblos.
1196 Es quemada la judería de León por orden de Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón. Los judíos leoneses son sometidos a un régimen de esclavitud.
1200 En torno a esta fecha comienzan los estudios cabalísticos en los reinos cristianos peninsulares.
1204 Muerte de Maimónides en Fostat. Aparece la primera traducción hebrea de su Guía de Descarriados.
1208 Crecimiento máximo de la aljama de Palencia bajo la protección del obispo y del cabildo.
1212 Batalla de las Navas de Tolosa. Significa el fin del auge de los almohades y el comienzo de la gran reconquista castellana.
1213 Carta puebla de Tlascala (Toledo) en la que figuran considerables privilegios para la comunidad judía.
1215 IV Concilio de Letrán. En él se especifica que los judíos residentes en la Europa cristiana deben ostentar signos distintivos que les diferencien de los cristianos.
1219 Concordia del arzobispo de Toledo Ximénez de Rada con los judíos de su diócesis. Fernando III el Santo obtiene del papa Honorio III la supresión de las señales distintivas para los judíos del reino de Castilla.
1225 Primera referencia en escrituras públicas a la presencia de judíos en el principado de Asturias.
1228 El viernes santo hay un intento de saqueo de la aljama de Gerona. Los judíos son salvados en última instancia por las tropas de Jaime I el Conquistador
1230 Asalto a varias juderías del reino de León a consecuencia de la muerte del rey Alfonso Xl.
1232 Queda establecido el tribunal del Santo Oficio -la Inquisición- encomendado al cuidado de los frailes dominicos.
1233 El arzobispo de Santiago de Compostela decreta que los judíos gallegos cumplan los requisitos impuestos por el Concilio de Letrán (véase 1215).
1234 Los monjes franciscanos del sur de Francia queman públicamente los libros del filósofo judío Maimónides.
1235 Muerte del cabalista Ezra ben-Salomón. Conquista de Mallorca por Jaime I el Conquistador. La isla tiene un fuerte contingente de ciudadanos judíos que son absolutamente respetados por el rey catalanoaragonés.
1238 Toma de Valencia por Jaime I. El rey favorece a los judíos establecidos en la ciudad y presuntos colaboradores en la conquista. concediéndoles repartimientos.
1240 Los judíos comienzan a ocupar cargos públicos importantes en el reino de Castilla.
1247 Carta puebla de Carmona (Sevilla). Se establecen privilegios a los judíos que vinieran a habitar la ciudad.
1248 Conquista de Sevilla por Fernando III el Santo. Una de las condiciones de la capitulación es que la ciudad se entregue vacía de musulmanes.
1249 Jaime I de Aragón concede privilegios a los judíos de su reino para ejercer oficios gremiales.
1250 El papa Inocencio IV fuerza a los obispos castellanos a cumplir severamente la separación entre judíos y cristianos en sus diócesis.
1252 Muerte de Fernando III de Castilla. Su hijo y sucesor Alfonso X hace grabar sobre su tumba un epitafio en latín, castellano, árabe y hebreo.
1256 Una bula del papa Alejandro IV permite al rey Teobaldo II de Navarra prohibir a los judíos de su reino el ejercicio de la usura
1257 Jaime I de Aragón protege a la aljama de Lérida contra la quema de libros judaicos ordenada por el papa Gregorio IX.
1263 Jaime I de Aragón ordena que sean tachados de los libros hebreos aquellos pasajes que resulten peligrosos o contrarios a la fe cristiana. Se mantienen las controversias del cabalista Nahmánides de Gerona con el converso Pau Cristiá.
1265 Proceso contra Nahmánides.
1266 Se construye en Zaragoza un puente sobre el río Ebro con el producto del impuesto que pagan los judíos de la ciudad.
1267 Se concede autorización para el establecimiento de la Universidad rabínica de Barcelona. Nahmánides emigra a Israel.
1270 Muerte de Nahmánides en Akko.
1272 Alfonso X se hace cargo de la ciudad de Murcia. Conquistada por su suegro Jaime I de Aragón. Dispone que los judíos de la ciudad vivan apartados de los cristianos.
1273 Una cédula de Jaime I confirma los privilegios y las franquicias concedidas con ocasión de la conquista de las islas a los judíos que las habitaban.
1274 Ataque cristiano al burgo de San Cernín de Pamplona, con la colaboración de los judíos de la Navarrería.
1277 Destrucción de la Navarrería -con la aljama de Pamplona por soldados franceses, a consecuencia de los sucesos de 1275
1278 Nuevo saqueo del call de Gerona, provocado y ordenado por el obispo Pere de Castellnou. Los judíos son protegidos por el rey Pedro III.
1280 Prendimiento y ejecución del almojarife judío don Cag de la Maleha por orden del rey Alfonso X de Castilla
1281 Alfonso X impone tributo extraordinario de 12.000 maravedíses a las aljamas de Castilla y León.
1283 Pedro III de Aragón reduce las posibilidades de los judíos de su reino para el ejercicio de cargos públicos y el cobro de rentas reales.
1284 Pedro III pide tributos extraordinarios a los judíos de Aragón para fortificar las fronteras del reino frente al peligro francés
1285 Los almogávares, tropas mercenarias de Aragón, saquean el call de Gerona antes de entrar en batalla contra las tropas de Felipe de Francia. Pedro III ordena ahorcar a los responsables del saqueo.
1286 Moisés de León termina el Séfer ha Zohar, libro fundamental de la Cábala.
1288 Los judíos de Huesca contribuyen a la campaña de Alfonso III de Aragón en Sicilia con tributos extraordinarios.
1290 Expulsión de los judíos de Inglaterra.
1291 Repartimiento de Huete.
1293 Cortes de Valladolid. Leyes restrictivas contra judíos.
1294 Primera acusación conocida en España de crimen ritual por parte de judíos, en Zaragoza.
1295 Profecías de los rabinos castellanos consignan este año como el de la llegada del Mesías (es el 5055 de la era judía).
1297 Un edicto del rey Jaime II de Aragón pone a los judíos bajo la jurisdicción y el capricho de los obispos aragoneses y de la orden de los dominicos.
1301 El concejo de Toro consigue que los pleitos con los judíos se sometan a un juez designado por el rey y no a un juez propio.
1305 Las Cortes convocadas en Medina del Campo obtienen del rey Fernando IV de Castilla la promesa de que los judíos no ejerzan como cobradores de impuestos.
1306 Expulsión de judíos de los reinos de Francia.
1308 Vejaciones a los judíos navarros de Estella por el senescal de la ciudad.
1309 Acusación de crimen ritual en Mallorca. Severas medidas restrictivas contra los judíos.
1311 El Concilio de Vienne anula la orden de los templarios y trata de ayudar al pueblo judío.
1312 Ciertas irregularidades en los pagos de impuestos de las aljamas castellanas obligan a Fernando IV a reestructurar el sistema de cobros, en las cortes convocadas en Palencia.
1313 Un concilio convocado en Zamora y las Cortes de Dueñas dictan restricciones contra los judíos, impidiéndoles incluso el ejercicio de la medicina con pacientes cristianos.
1315 El obispo de Mallorca impone multas y reduce privilegios a la comunidad judía de la ciudad. Construcción de la sinagoga de Córdoba. que aún se conserva.
1319 Reedificación de la Navarrería de Pamplona y la aljama de la ciudad, por orden del rey Carlos IV tras su destrucción en 1277.
1320 Matanza de judíos a manos de tropas francesas en el norte de Aragón y Navarra. Comienza la llamada Guerra de los Pastores.
1321 Conversión de Abner de Burgos.
1322 El obispo de Zaragoza confisca en nombre de la Iglesia los bienes de los judíos de la ciudad.
1326 Los judíos del reino musulmán de Granada son obligados a llevar divisa que los distinga de los creyentes islámicos
1327 Asaltos a distintas juderías navarras en momentos en los que el reino se encuentra sin monarca después de la muerte de Carlos IV
1328 Alfonso IV de Aragón acoge en su reino a judíos emigrados de Navarra, en cuyo reino y sobre todo en Tudela se están produciendo graves persecuciones coincidentes con la muerte del rey Carlos IV y la crisis dinástica que ocasionó. Los cronistas hebreos cifran en más de 10.000 los judíos muertos en este pogrom, cifra que parece bastante excesiva.
1336 Los judíos de la Navarrería de Pamplona son reducidos a residir en una aljama tapiada.
1340 Las aljamas de Portugal llegan a un acuerdo a escala nacional para pagar en comunidad los tributos exigidos por la hacienda real.
1341 El ayuntamiento de la ciudad de Sevilla decreta que los judíos vendan sus productos y hagan sus transacciones comerciales únicamente dentro de las aljamas en que habitan.
1348 La Peste Negra. Las juderías navarras son especialmente afectadas por la epidemia. Hay asaltos y matanzas en las de la Corona de Aragón, sobre todo en las de Barcelona. Gerona y Tarragona, en Cataluña. y en las de Valencia y Sagunto. Cortes de Alcalá. Alfonso XI propone que los judíos dejen de ser banqueros para hacerse agricultores.
1350 Samuel Ha Leví es nombrado tesorero de Pedro I de Castilla.
1351 Cortes de Valladolid. Nuevas medidas restrictivas a judíos
1354 Conferencia convocada por las aljamas de Castilla. en la que se tratan los problemas comunes de todas ellas y sobre todo, el fenómeno de los malsines, conversos esquiroles
1355 Ataque a la judería de Toledo por las tropas del pretendiente al trono de Castilla, el bastardo Enrique de Trastámara se calculan 1.200 judíos muertos
1357 Construcción de la sinagoga del Tránsito en Toledo
1360 Matanza de judíos en Nájera. después de la batalla que mantienen ante la ciudad las tropas del rey Pedro I y las del pretendiente Enrique de Trastámara.
1361 Muere Samuel Ha Leví a manos de Pedro I de Castilla.
1366 Bertrand Duguesclin cerca Toledo. Los judíos de la aljama resisten valerosamente defendiendo la puerta del Cambrón, vecina a la judería. Varias juderías castellanas son esquilmadas por los mercenarios extranjeros que intervienen a favor de uno y otro de los contendientes de la guerra civil. Sufren especialmente las juderías de Briviesca. Aguilar de Campoo y Villadiego
1369 Un decreto real castellano ordena la confiscación de bienes de los judíos toledanos, a la vez que aumenta sus tributos.
1370 Un pogrom extermina la totalidad de los judíos de la ciudad belga de Bruselas. La reina Juana de Navarra protege a los judíos amenazados de su reino.
1371 Pedro IV de Aragón obliga a los judíos de Valencia a no habitar viviendas que se encuentren fuera del call que tienen asignado. Cortes de Toro. Nuevas medidas antijudías
1375 Fecha de composición del Atlas catalán de Abraham Cresques, judío mallorquín. Primeras quejas expresadas por los judíos a causa de las arbitrariedades racistas de Ferrant Martínez, llamado el arcediano de Écija. El papa Gregorio XI recuerda a la corona de Castilla su obligación de no proteger a sus súbditos judíos
1379 Juan I de Castilla pone a los judíos de su reino bajo la protección de sus monteros de Espinosa. Para el sustento de dicha fuerza los judíos tienen que pagar un impuesto de 12 maravedíes por Torá
1380 Comienzan matanzas generales de judíos en Francia. que se extienden hasta 1382.
1382 El infante don Juan de Aragón autoriza la construcción de una nueva sinagoga en Zaragoza.
1383 La aljama de Sevilla protesta ante el rey Juan I de Castilla por el trato recibido del arcediano de Écija. que está proclamando abiertamente el pogrom. Las cortes prohiben a los judíos residir en barrios cristianos.
1384 Las aljamas navarras, muy deterioradas, se unen para pagar en conjunto los tributos ordenados por la corona. La de Pamplona, en esta circunstancia, es especialmente pobre.
1385 Las tropas inglesas del duque de Lancaster toman Ribadavia, en Galicia. La judería de la ciudad es saqueada e incendiada, tras la defensa llevada a cabo por sus judíos.
1388 Don Pedro Tenorio, el obispo de Toledo, nombra gran rabino de la ciudad a su médico, Rabbi Hayen.
1389 Don Pedro Gómez Barroso, arzobispo de Sevilla. prohibe las actividades antijudias de Ferrant Martínez, el arcediano de Écija.
1390 Censo de judíos en Castilla. Se recuentan 3.600 cabezas de familia. Muere el arzobispo de Sevilla y queda como máxima autoridad en la diócesis el arcediano de Écija, que ordena inmediatamente la destrucción de las sinagogas y de todos los libros hebreos de la diócesis y el traslado de las lámparas santas judías a la catedral de Sevilla. Muere Juan I de Castilla en Alcalá de Henares. Conversión de Salomón Ha Levi (Pablo de Santa María) rabino mayor de Castilla y toda su familia.
1391 En el mes de junio comienza el gran pogrom contra los judíos en las ciudades españolas. Matanzas en Sevilla, Valencia y Barcelona.

1392 Juan I de Aragón funda la segunda aljama de Barcelona y permite la creación de una nueva universidad rabínica.
1393 Juan I de Aragón encarga al Rabbi Hasdai Crescas la restauración especial de la sinagoga de Valencia.
1395 Enrique III de Castilla castiga al arcediano de Écija por "alborotador del pueblo".
1401 Martín I prohibe la restauración del call de Barcelona. Carlos de Navarra vende los bienes de los judíos de su reino.
1404 Las cortes de Valladolid son las únicas de Castilla que se pronuncian a favor de los judíos perseguidos en el reino.
1406 Muerte de Enrique III de Castilla. Su médico, don Mayr, es acusado de haberla provocado: es sometido a tormento, durante el cual muere.
1408 Los judíos castellanos y aragoneses son obligados a no vivir fuera de las juderías y a llevar trajes distintivos especiales.
1412 Estatuto de convivencia restringida entre cristianos y judíos propuesto por la reina doña Catalina de Lancaster y posiblemente redactado y dirigido por el obispo burgalés don Pablo de Santa María judío converso. Comienzan las predicaciones del dominico Vicente Ferrer para conseguir la conversión en masa de los judíos peninsulares. En Segovia se acusa a los judíos de profanar la hostia. La sinagoga se convierte en iglesia, hoy del Corpus Christi. Se promulgan las leyes restrictivas de Ayllón y Cifuentes.
1413 Tienen lugar las llamadas Disputaciones de Tortosa: Josué Ha Lorquí, converso fanático, discute con rabinos de las aljamas aragonesas.
1415 Bula del papa Benedicto XIII o antipapa, según se mire, contra los judíos. La bula provoca conversiones en masa. Se consagran la sinagoga de Barbastro y varias sinagogas catalanas.
1424 Alfonso V de Aragón prohibe que los judíos se instalen en Barcelona. Les permite únicamente una residencia de paso, siempre que lleven distintivos especiales.
1429 Una epidemia diezma la judería de Zaragoza.
1432 Sínodo judío en Valladolid, bajo la presidencia de Rabbi Abraham Benveniste.
1434 Concilio de Basilea. El representante de Castilla en el concilio es Alfonso de Cartagena, converso, hijo del obispo burgalés Pablo de Santa María. Se recuerda su defensa de los privilegios eclesiales y sociales de Castilla.
1435 Muerte del obispo Pablo de Santa María, converso y arzobispo de Burgos.
1448 Una nueva epidemia afecta gravemente a las juderías aragonesas.
1449 Trece israelitas toledanos de familias principales son excluidos de la función pública que ejercían después de una matanza en la aljama. Saqueo y asesinatos en la judería de Ciudad Real.
1461 Aparece el Fortalitium Fidei del converso Fr Alonso de Espina, alegato contra los judíos. Estos escritos habrán de servir de consignas para el inquisidor Torquemada.

1467 Los conversos toledanos provocan un motín en la ciudad, a consecuencia del cual son duramente castigados.
1469 Protesta en las Cortes de Ocaña por las actividades usurarias de los judíos castellanos.
1473 Aparece el Almanaque Perpetuo, del judío salmantino Abraham Zacuto. Quema de judíos en Valladolid y persecución de conversos en Córdoba.
1474 El alcaide del Alcázar de Segovia, el converso Andrés Cabrera, logra a duras penas impedir una matanza masiva de judíos en la aljama de la ciudad.
1476 Una pretendida celebración de cultos judíos en el Viernes Santo provoca en Castilla una violenta reacción popular contra los conversos.
1478 Se autoriza el establecimiento de la Inquisición en Castilla.
1480 Las Cortes convocadas en Toledo acuerdan la prohibición de convivencia entre judíos y cristianos en Castilla. Son nombrados inquisidores generales de los reinos hispánicos Tomás de Torquemada en Castilla y Pedro de Arbués en Aragón.
1481 Se publica un edicto de gracia al que se acogen unos veinte mil conversos en Castilla para escapar a los tribunales de la lnquisición. La lnquisición comienza a actuar en Sevilla.
1482 Se instala en Guadalajara la primera imprenta judía. Se imprimen los Comentarios, de David Kimji.
1483 Se establece un tribunal del Santo Oficio en Ciudad Real. Por muerte de Arbués Torquemada es nombrado inquisidor general.
1484 Los regidores de Burgos acuerdan que ningún judío pueda comerciar en comestibles y vituallas.
1485 Se completa la expulsión de judíos de Andalucía.
1486 La ciudad de Vitoria acuerda medidas represivas contra los judíos de su aljama.
1487 Toma de Málaga por los Reyes Católicos. Don Abraham Senior, administrador real, logra rescatar a muchos judíos por veinte mil doblas jaquesas, embarcándoles con destino a África en dos galeras.
1491 Comienza el sitio de Granada. Don Abraham Senior y don Ishaq Abravanel abastecen económicamente a las huestes cristianas. Proceso del llamado Santo Niño de la Guardia.
1492 Enero: toma de Granada. Son dadas seguridades a los judíos de la ciudad. Edicto de Expulsión, decretado en los reinos de Castilla y de Aragón. Julio: Salida de España de los judíos no conversos.



Varias fuentes. Recopilación de A. Torres Sánchez.

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